(algunos peces y lagartijas del género Cnemidophorus y Aspidoscelis Reeder 2002) y algunas plantas vasculares. Existen también muchos casos de hibridación en los que se produce descendencia fértil y que permanecen como unidades genéticas y evolutivas independientes. Este caso se da fundamentalmente en plantas vasculares en las que la hibridación es común. Para darnos una idea que pasaría si el concepto de especie biológica fuese aplicado a estos casos, debemos indicar que cada individuo debería ser considerado como especie biológica separada.
Especie evolutiva (de Wiley, 1978).6 Es un linaje (una secuencia ancestrodescendiente) de poblaciones u organismos que mantienen su identidad de otros linajes y que poseen sus propias tendencias históricas y evolutivas. Este concepto difiere del anterior en que el aislamiento genético actual más que el potencial, es el criterio para el reconocimiento de la misma. Y considera que ante la existencia de barreras geográficas o biológicas, el flujo genético entre las mismas será tan bajo que una divergencia genética (cladogénesis) se producirá. El concepto de especie evolutiva toma en cuenta que la evolución cladogenética puede ser reticulada. Esto significa que aquellas poblaciones que inicialmente se separaron y que comenzaron a divergir genéticamente,
vuelven a juntarse truncando de esta manera el aislamiento y produciendo especies híbridas de las que emerge una nueva población que puede ser reconocida como unidad independiente. A la concepción evolutiva se le han opuesto también diversas objeciones:7 1) sólo puede aplicarse a especies monotípicas, de modo que todo aislamiento geográfico debería ser tratado como una especie distinta; 2) no hay criterios empíricos que permitan observar tendencias evolutivas en el registro fósil; 3) la definición evolutiva no resulta práctica en la demarcación de las cronoespecies.
Especie morfológica.8 Según este concepto, cada especie es distinguible de sus afines por su morfología. El concepto morfológico de especie ha recibido numerosas críticas.9 En primer lugar, la definición morfológica no tiene en cuenta propiedades comportamentales y ecológicas. En segundo lugar, los caracteres morfológicos no siempre permiten reconocer a una especie: por un lado, existen numerosas especies distintas, especialmente entre los protozoos, que, sin embargo, son morfológicamente muy similares. Son las llamadas especies crípticas o «especies hermanas» (Mayr, 1948); por otro, existen numerosos tipos morfológicos dentro de una misma especie, debido a variación genética individual (especies polimórficas) o al hecho de que pertenecen a distintas categorías biológicas, como la edad o el sexo.
Especie filogenética (de Cracraft, 1989).10 Este concepto reconoce como especie a cualquier grupo de organismos en el cual todos los organismos comparten un único carácter derivado o apomórfico (no presente en sus ancestros o afines). Si este concepto fuera utilizado rigurosamente, poblaciones locales aunque ubicadas cercanamente entre sí serían consideradas especies diferentes debido a que cada población puede tener variantes genético-moleculares únicas.
Especie ecológica (de Van Valen, 1976).11 Según este concepto, especie es un linaje (o un conjunto de linajes cercanamente relacionados) que ocupa una zona adaptativa mínimamente diferente en su distribución de aquellas pertenecientes a otros linajes, y que además se desarrolla independientemente de todos los linajes establecidos fuera de su área biogeográfica de distribución. En este concepto, la concepción de nicho y exclusión competitiva son importantes para explicar cómo las poblaciones pueden ser dirigidas a determinados ambientes y traer como resultado divergencias genéticas y geográficas fundamentadas en factores eminentemente ecológicos. Al respecto, ha sido ampliamente demostrado que las diferencias entre especies tanto en forma como en comportamiento están a menudo relacionados con diferencias en los recursos ecológicos que la especie explota. El conjunto de recursos y hábitats explotados por los miembros de una especie constituye el nicho ecológico de esa especie y no de otra, por lo que visto de otro modo especie ecológica es un conjunto de individuos que explotan un solo nicho. Los grados de diferencia, en este sentido, estarán en función del grado de diferencia del nicho o la discontinuidad en el ambiente. Por ejemplo, parásitos emparentados entre sí y cuyo nicho se halla dentro del hospedero (endoparásitos) alcanzarán diferencias entre sí, en función a cuán diferentes son los hospederos en su morfología, hábitos, recursos, etc.
Existen multitud de definiciones de especie:
Linneo: «Contamos tantas especies cuantas formas distintas fueron creadas en el principio» (Linneo, Phylosophya botánica, traducida por Palau, p. 83).
Cuvier: «Especie es el conjunto de los individuos descendientes uno de otro o de padres comunes y de los que se les parecen tanto como aquellos entre sí»
de Candolle: «Especie es la colección de todos los individuos que se parecen más entre sí que a otros; que por fecundación recíproca pueden dar individuos fértiles, y que se reproducen por generación, de tal manera que, por analogía, se les puede suponer a todos procedentes originariamente de un solo individuo».
Le Dantec: «Especie es el conjunto de todos los individuos facultativamente idénticos que no presentan entre sí, en sus elementos vivos, más que diferencias cuantitativas».
Laumonier: «Todos los individuos fecundos entre sí y cuyos descendientes son también indefinidamente fecundos»
Los nombres de las especies son binominales, es decir, formados por dos palabras, que deben escribirse en un tipo de letra distinto al del texto general (usualmente en cursiva; de las dos palabras citadas, la primera corresponde al nombre del género al que pertenece y se escribe siempre con la inicial en mayúscula; la segunda palabra es el epíteto específico o nombre específico y debe escribirse enteramente en minúscula y debe concordar gramaticalmente con el nombre genérico). Así, en Mantis religiosa, Mantis es el nombre genérico, religiosa el nombre específico y el binomio Mantis religiosa designa esta especie de insecto.
En el nombre científico asignado a las especies, el nombre específico nunca debe ir aislado del genérico ya que carece de identidad propia y puede coincidir en especies diferentes. Si se ha citado previamente el nombre completo y no cabe ninguna duda de a qué género se refiere, el nombre del género puede abreviarse a su inicial (M. religiosa).
En los libros y artículos académicos a veces intencionalmente no se identifican las especies plenamente y se recurre a utilizar la abreviatura «sp.» en singular o «spp.» en plural, en lugar del epíteto específico, por ejemplo: Canis sp. La abreviatura plural «spp.» se utiliza generalmente para referirse a todas las especies individuales dentro de un género. Para una especie concreta cuyo epíteto específico es desconocido o carece de importancia se utiliza «sp.».
Esto ocurre comúnmente en los siguientes tipos de situaciones:
Los autores han determinado que el individuo o individuos que están describiendo o citando pertenecen a un género en particular, pero no están seguros a qué especie exacta pertenecen. Esto es particularmente común en paleontología, cuando los restos fósiles disponibles no presentan los caractéres diagnósticos necesarios para determinar la especie o son insuficientes como para definir una nueva.
Los autores utilizan «spp.» como una forma acotada de decir que algo se aplica a muchas especies dentro de un género, pero no quiere decir que se aplica a todas las especies dentro de ese género. Si los científicos se refieren a algo que se aplica a todas las especies dentro de un género, utilizan el nombre del género sin el epíteto específico.
En los libros y artículos, los nombres de géneros y especies generalmente se imprimen en letra cursiva. Las abreviaciones como «sp.», «spp.», «subsp.», etc., no deben estar en cursivas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario